Descubre cómo el ejercicio mejora la salud hepática
El hígado graso, una condición que afecta al 30% de la población mundial, puede mejorar significativamente con cambios en el estilo de vida. Una reciente investigación publicada en la Journal of Hepatology ha analizado el impacto del ejercicio a intervalos de alta intensidad (HIIT, por sus siglas en inglés) en pacientes con hígado graso, revelando resultados prometedores en la reducción de grasa hepática, inflamación y daño histológico.
¿Qué es el hígado graso y cómo se trata?
El hígado graso es una acumulación excesiva de grasa en las células hepáticas, generalmente asociada a factores como obesidad, sedentarismo y una dieta poco saludable. El tratamiento más eficaz hasta ahora incluye una combinación de dieta controlada y actividad física, siendo clave la reducción de peso y la mejora metabólica.
El estudio: Diseño y metodología
Para este análisis, se incluyó a 24 pacientes divididos en dos grupos:
- Grupo control: Ocho pacientes aumentaron su actividad física general y redujeron 500 calorías diarias.
- Grupo de tratamiento: Dieciséis pacientes siguieron el mismo plan dietético pero realizaron tres sesiones semanales de ejercicio a intervalos de alta intensidad, con ciclos de 4 minutos al 90-95% de su frecuencia cardiaca máxima, intercalados con 3 minutos de recuperación.
El estudio duró 10 meses, durante los cuales se evaluaron variables como pérdida de peso, reducción de grasa hepática y mejoras en la histología del hígado.
Resultados destacados
Beneficios significativos en el grupo tratado
- Pérdida de peso: El grupo de tratamiento perdió en promedio 7.8 kg, comparado con solo 1.9 kg en el grupo control.
- Disminución de grasa hepática: Ambos grupos redujeron la grasa, pero solo el grupo tratado mostró una reducción del 46% en el daño histológico y un 38% en la inflamación hepática.
- Curación del hígado graso: Un 56% de los pacientes tratados lograron revertir la condición, frente a ninguno en el grupo control.
Recomendaciones para practicar ejercicio
El Dr. Vicente Carreño, miembro de la Fundación, resalta la importancia del ejercicio supervisado, especialmente el de alta intensidad, que puede requerir la orientación de un entrenador para prevenir riesgos cardiovasculares. Además, se subraya que incluso sin pérdida significativa de peso, el ejercicio contribuye a una mejora de hasta un 30% en la actividad del hígado graso.
Conclusión: El ejercicio como aliado del hígado
Incorporar el ejercicio a intervalos de alta intensidad bajo supervisión médica puede ser una herramienta poderosa para combatir el hígado graso. Este enfoque no solo favorece la pérdida de peso, sino que también impacta directamente en la salud hepática, marcando una diferencia notable en la calidad de vida de los pacientes.
¿El próximo paso? Consultar a un especialista y diseñar un plan personalizado de entrenamiento y alimentación para empezar a cuidar tu hígado hoy mismo.