¿Cuántas latas de atún se pueden comer?

El atún y su consumo semanal

El atún es un alimento habitual en muchos hogares y su consumo está ampliamente extendido por sus beneficios nutricionales. Rico en proteínas, ácidos grasos omega-3, vitaminas y minerales, el atún en lata ha sido convertido en un básico de la cocina gracias a su practicidad y valor alimenticio. Sin embargo, no siempre se habla de la cantidad adecuada que puede ser consumida sin poner en riesgo la salud.


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Un alimento muy nutritivo

El atún en lata se ha convertido en un recurso indispensable para ensaladas, empanadas, bocadillos o platos fríos. Su consumo se ve justificado por su alto contenido en proteínas de calidad, así como por sus grasas saludables que favorecen el cuidado del corazón y del sistema nervioso.

Además, es una fuente destacada de vitaminas A y D, así como del complejo B (B2, B3, B6, B9 y B12), que resultan esenciales para el buen funcionamiento del cerebro, la piel y el estado de ánimo. Gracias a todos estos aportes, el atún en lata se considera un alimento que favorece tanto el crecimiento muscular como el desarrollo en niños y adolescentes.

Precauciones a tener en cuenta

Pese a sus virtudes, su consumo excesivo no es recomendable. El atún enlatado presenta un alto contenido de sodio, y al tratarse de un pescado grande, también puede acumular mercurio, una sustancia potencialmente tóxica si se consume en exceso.

Según el nutricionista Saúl Sánchez, se recomienda un máximo de tres latas semanales (equivalente a unos 250 gramos de atún blanco). Este límite busca evitar la exposición prolongada al mercurio, sin dejar de aprovechar los beneficios del pescado.


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Casos en los que debe reducirse

Se ha advertido que hay grupos de población especialmente sensibles. Mujeres embarazadas o personas con condiciones médicas particulares deben limitar el consumo a una lata semanal. En estos casos, la vulnerabilidad frente al mercurio puede tener consecuencias más graves.

Variedad, la clave de una dieta segura

Finalmente, Sánchez concluye que una dieta equilibrada y variada —con diferentes tipos de pescado— puede minimizar los riesgos. De este modo, se continúa aprovechando las propiedades del atún sin exponerse innecesariamente a los contaminantes.

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