La microbiota intestinal y su relación con la alimentación
El papel de las bacterias intestinales en nuestra salud
Millones de bacterias, virus y hongos viven en nuestro tracto gastrointestinal, principalmente en el colon, estableciendo una relación de beneficio mutuo con nosotros. Este conjunto de microorganismos se conoce como microbiota intestinal o bacterias intestinales. Los especialistas en nutrición pueden utilizar estos minúsculos habitantes como indicadores de la ingesta en función de su composición.
Según el tipo de alimento que consumamos, crecerán unas bacterias u otras en nuestro intestino, dejando sus “firmas” o “huellas” en el organismo: los biomarcadores.
Armonía en las “tripas”
Tres grupos o phyla forman principalmente el rico ecosistema de nuestro intestino: los firmicutes, los bacteroidetes y las proteobacterias.
Dentro de cada uno encontramos multitud de organismos que deben hallarse en proporciones y diversidades adecuadas (eubiosis) para que la microbiota desempeñe correctamente sus funciones.
Un desequilibrio entre las especies (la disbiosis) puede generar consecuencias negativas a largo plazo: alteraciones en el sistema hormonal, enfermedades inflamatorias, dolencias autoinmunes o, incluso, trastornos digestivos crónicos.
La importancia de la dieta en el equilibrio intestinal
La microbiota fecal está directamente modulada por el consumo de ciertos alimentos, que estimulan el crecimiento de microorganismos específicos. Al cambiar nuestra dieta, la cantidad y variedad de bacterias también lo hará. Y ahí es donde radica la relevancia de la dieta en el equilibrio intestinal.
Dime lo que comes…
Las investigaciones sobre salud y alimentación a menudo necesitan medir con precisión los nutrientes consumidos en una dieta para monitorizar si los pacientes siguen las instrucciones nutricionales.
Diversos estudios han demostrado asociaciones de microorganismos con patrones alimentarios concretos. Como consecuencia del impacto de la dieta sobre la composición fecal, son recomendables los patrones alimentarios que incluyan fibra dietética, vitaminas, minerales y componentes bioactivos.
Estas pautas se asocian con una microbiota intestinal más saludable y una mayor abundancia de bacterias benéficas.
Porque, parafraseando la famosa máxima, nuestros microbios son (también) lo que comemos.