Desmitificando el Pan
El Pan en la Historia
El pan ha sido un alimento esencial para la humanidad durante miles de años. Antes de que se domesticaran los cereales, ya existían indicios de su consumo. Se han encontrado restos de pan de hace unos 14.000 años en el nordeste de Jordania. Aunque los científicos sospechan que en aquellos tiempos era un producto de consumo ocasional, su ingesta ha crecido constantemente a lo largo de la historia.
El Pan en la Dieta Moderna
Recientemente, en las últimas décadas, a comenzado a perder su papel central en la dieta. Se le acusa de ser poco saludable y de contribuir al aumento de peso. Sin embargo, los expertos consultados matizan que hay panes y panes, y que dependiendo del tipo, puede tener un impacto diferente en la salud.
Los panaderos insisten en que puede ser un alimento sano y digestivo si se opta por un pan preparado de manera lenta, con cereal integral y masa madre de cultivo, en lugar de un pan rápido, de bajo coste y muy industrializado. Los nutricionistas advierten que no engorda tanto como se le atribuye.
La Calidad
En el obrador de Daniel Jordà, el olor a pan recién horneado llena el local. Jordà, que lleva amasando desde las dos de la madrugada para servir en su panadería de Barcelona, Panes Creativos, defiende la calidad del producto. Según él, un buen pan se reconoce por su olor y por su volumen moderado, sacrificando la belleza por la calidad.
El Consumo
Según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en 2022, los españoles consumieron 1,3 millones de kilos de pan (casi 28 kilos per cápita), pero esta cifra ha estado disminuyendo durante décadas. Ángeles Carbajal, profesora de Nutrición de la Universidad Complutense de Madrid, señala que el consumo de alimentos de origen vegetal y especialmente de cereales y se ha reducido considerablemente. Esta disminución ha sido a costa del aumento de otros alimentos más procesados y ricos en grasa, grasa saturada, colesterol, sodio, azúcares sencillos y con mayor aporte calórico y menor densidad de nutrientes.
En resumen, el pan no es el villano que muchos creen. Como con cualquier alimento, la clave está en el equilibrio y en la calidad del producto. Así que la próxima vez que te encuentres frente a una barra, recuerda: no todos los panes son iguales.