Un factor clave para una vida más larga
Las relaciones sociales han sido identificadas como tan determinantes como la salud física para alcanzar una vida longeva. Esta conclusión fue revelada tras un estudio de diez años que analizó a más de 1.500 adultos mayores, evaluando cómo sus vínculos cotidianos influyen en su bienestar físico, emocional y mental.
Redes sociales que moldean la salud
Durante la vejez, la calidad y diversidad de los vínculos sociales puede resultar más importante que su cantidad. El estudio, publicado en Innovation in Aging, fue conducido por investigadores de la Universidad de Illinois y el National Opinion Research Center de la Universidad de Chicago.
Se utilizaron datos del National Social Life, Health and Aging Project (NSHAP), identificando tres tipos principales de redes: enriquecidas, focalizadas y restringidas. Estas configuraciones sociales fueron asociadas con distintos niveles de salud autoevaluada.
Tres perfiles, tres realidades
Las redes enriquecidas se caracterizan por su diversidad de lazos y participación social activa. Quienes pertenecen a este grupo suelen mantener vínculos familiares y extrafamiliares robustos, lo cual se relaciona con bajos niveles de soledad y mejor salud percibida.
En contraste, las redes restringidas presentan lazos limitados, usualmente centrados en la familia, y baja interacción social. Son asociadas con mayor aislamiento y peores indicadores de salud.
Las redes focalizadas, por otro lado, reflejan relaciones estrechas pero con un número reducido de personas. Aunque no necesariamente implican soledad, su falta de diversidad puede limitar el bienestar integral.
Cambios que importan
Un hallazgo central fue que las redes no son estáticas. Se observaron transiciones entre configuraciones, especialmente desde redes focalizadas hacia enriquecidas. Sin embargo, las redes restringidas mostraron poca movilidad, lo que preocupa por su asociación con la soledad persistente.
Desigualdades que condicionan los vínculos
Factores como el género, el idioma, el nivel educativo y el origen étnico influyen en el tipo de red al que se pertenece. Las desigualdades estructurales limitan la posibilidad de mantener relaciones sociales saludables.
Aun así, el estudio ofreció esperanza: con intervención pública y comunitaria, es posible fortalecer las redes sociales incluso en contextos adversos. Como señaló la investigadora Lissette Piedra, “las relaciones sociales son cruciales para un envejecimiento saludable”.