Beneficios de la Dieta Atlántica
La Dieta Mediterránea
La dieta mediterránea, con su variedad de alimentos frescos y vibrantes, ha sido reconocida durante años como uno de los patrones alimentarios más saludables así como la dieta atlántica.
Caracterizada por el consumo de frutas, verduras, pescados, mariscos, cereales y legumbres, aderezados con abundante aceite de oliva, esta dieta ha sido asociada con un menor riesgo de enfermedad cardiovascular y otras enfermedades, incluido el cáncer. También se ha vinculado con una mejora en la calidad del sueño y una mejor salud intestinal.
La Dieta Atlántica
Sin embargo, la dieta atlántica ha estado recientemente en el centro de atención. Un estudio reciente destaca que aquellos que siguen esta dieta tienen un menor riesgo de sufrir enfermedades crónicas. Los orígenes de la dieta atlántica se remontan a los pueblos celtas que habitaban el arco atlántico europeo y actualmente se conserva en Galicia y el norte de Portugal.
Según el estudio publicado en JAMA Network, la revista de la Asociación Médica Estadounidense, la dieta atlántica reduce el riesgo de síndrome metabólico. Este síndrome es una combinación de presión arterial alta, niveles altos de grasa en sangre, obesidad y niveles altos de azúcar en sangre. Que puede provocar enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y diabetes tipo 2.
Un Hallazgo Importante
“Este es un hallazgo muy importante porque el síndrome metabólico. Hoy en día, afecta prácticamente al 25% de la población adulta”, dice María del Mar Calvo Malvar. Especialista en Análisis Clínicos en el Hospital Universitario de Santiago de Compostela, España. Y coordinadora del Grupo Clínico del Estudio GALIAT (Galicia Dieta Atlántica), y coautora del análisis publicado en JAMA.
¿En qué consiste la Dieta Atlántica?
Pero, ¿en qué consiste exactamente este patrón alimentario y en qué se diferencia de la dieta mediterránea? “Como la mayoría de las dietas tradicionales, esta dieta se caracteriza por presentar un elevado consumo de alimentos frescos de temporada de origen local, alimentos de kilómetro cero”, señala Calvo Malvar. “Esto incluye un elevado consumo de frutas y de verduras, de legumbres, de papas, de cereales, especialmente cereales integrales, preferiblemente en forma de pan, de frutos secos, especialmente de castañas, de pescados, de mariscos y de lácteos”.
El consumo de carne es moderado y muchas veces forma parte de platos que incluyen distintos tipos de carnes y de verduras, al igual que el consumo de huevos. La principal fuente de grasa vegetal es el aceite de oliva, tanto para la cocción como para el aliño.